jueves, 21 de agosto de 2014

23 de agosto

     Antes de continuar con los avatares previos a la Guerra Civil en nuestro pueblo, daremos un pequeño salto hacia adelante, concretamente a julio de 1936. Sabemos que la situación no era nada halagüeña, ni por aquí, ni allende los Pirineos. A este lado de la cordillera, un débil régimen democrático sucumbe al poder político y económico de una minoría que se alza violentamente en armas contra su pueblo. No estaban dispuestos a compartir su omnipotente poderío. El gobierno legal, tras una serie de fatales tituveos, decide plantar cara a ese puñado de militares insurrectos, desencadenándose inmediatamente una cruenta guerra civil. Con el apoyo casi inmediato de la Alemania nazi, la Italia de Benito Mussolinni, el Portugal de Salazar y la complicidad de países como Inglaterra o Estados Unidos, la suerte de esta minoría quedaba bendecida desde el principio.

     Tras la sublevación de las guarniciones de Marruecos, el 19 de julio se producía la entrega del Ayuntamiento de La Roda a la Guardia Civil, afecta al movimiento subversivo, permaneciendo así la situación hasta el 25 de julio, fatídico día de Santiago para las hordas nacionales. Durante esta semana facciosa, regueros de sangre habían comenzado a inundar las calles y plazas de nuestro país. Por falta de tiempo, en nuestro pueblo no hubieron matanzas al estilo andaluz, aunque los cabecillas del golpe, bien se guardaron de encarcelar y apalear a todo aquél significado con la izquierda. Sin la traición militar, la masacre, que estaba por llegar, nunca hubiera acontecido.

     Algunas voces, voces provenientes de décadas de propaganda franquista, ecos de historias contadas a la mesa de las familias de orden, procedentes de creencias infundadas, en muchas ocasiones cargadas de odio, mentira y rencor, algunas voces digo, se encargaron de propagar diversos falsos mitos, entre ellos, que la canalla roja ya había matado en nuestro pueblo antes de la guerra. Y esta es una de las razones, señores y señoras, con la que muchos de nuestros convecinos justifican el alzamiento y la guerra. Es la respuesta a la estúpida pregunta de: ¿quién empezó a matar? ¿usted o yo? ¿usted que ataca o yo que me defiendo? No voy a negar que se trata de un debate maniqueo e ideológico que nos empuja a un callejón sin salida.

     El primer asesinato que nos consta en La Roda se produce a fecha de 27 de julio. Se trataba de Pascual, de 27 años, de la familia Cadenas Rodríguez de Vera. Muere abatido a tiros cerca del Monolito poco después de haber descendido del tren que lo traía de Madrid, donde estudiaba. Las circunstancias bélicas hicieron que efectivamente fuese la canalla roja la protagonista de este primer asalto en nuestro pueblo. Sin pretender justificar lo injustificable, es decir, el vil y cobarde asesinato, he de recordar que algunos se habían sublevado originando así un vacío de poder y una despiadada guerra sobre todo en sus primeros momentos. Podría aportar datos completos de cómo sucedió todo con respecto al asesinato de Pascual Cadenas, pues los vencedores bien se encargaron de investigar minuciosamente la muerte de sus caídos. Pero dado que el propósito de estas líneas es otro, completar los pormenores de esta primera víctima, me lo reservo para después.

     A continuación se producen más muertes, como la de los hermanos de Pascual, César y Leopoldo Cadenas. El 12 de agosto se encuentra el cadáver del fraile Pascual Parreño en la finca de Santa Marta. Dicen que de su cuerpo enterrado tan solo asomaba el brazo con el puño cerrado. Al día siguiente se hallan los cadáveres de los sacerdotes José Collado Ballesteros y de Jose María Herreros Alcaraz. El 23 de agosto se producía la fatídica saca de 77 presos de la cárcel y de la Iglesia, siendo los siguientes 24 fusilados en Quintanar de la Orden:

     


     Los cuerpos de estas personas fueron exhumados en Quintanar una vez acabada la guerra y enterrados en la cripta de la Iglesia de El Salvador. Posteriormente se les dedicó la placa que luce en la fachada principal del templo. Tanto sus cuerpos como su memoria vienen siendo honradas desde entonces año tras año. Hasta incluso en los libros del Juzgado municipal aparecen descripciones grandilocuentes en el momento de ser registradas las víctimas, con el añadido final que todos conocemos: caídos por Dios y por España. El próximo 23 de agosto se celebrará nuevamente una misa en su recuerdo.

     En primer lugar, me gustaría dejar claro que mi intención no es censurar el homenaje al recuerdo de las victimas, ni este caso, ni en ningún otro. Los descendientes de aquéllos que murieron vilmente asesinados están en todo su derecho de recordar y homenajear a sus muertos de la manera que consideren oportuna. Lo que resulta incomprensible es que estas personas y los poderes públicos que los amparan son precisamente los que se niegan a aplicar en su justa medida los términos de la Ley de Memoria Histórica, alegando paradójicamente que no están dispuestos a abrir heridas. Es decir, ellos pueden tener a sus muertos enterrados bajo la Iglesia y hacer misas y homenajes en su recuerdo. Mientras tanto, tenemos cientos de fosas comunes en nuestro país llenas de cientos de miles de cuerpos amontonados y a muchas de sus familias pidiendo una exhumación que casi nunca llega. Digo a muchas familias conscientemente, pues muchas otras no se han atrevido a solicitar una exhumación y sepultura dignas por la cultura del miedo y del silencio creados tras décadas de represión franquista; miedo que, como vemos y como yo misma he podido comprobar, por desgracia todavía persiste.

     Una vez finalizada la guerra, frente a la tapia del Cementerio de La Roda fueron fusiladas un total de 45 personas, la mayoría de ellas de La Roda. En Albacete también fueron pasados por las armas 29 individuos más, de La Roda también. Un resultado de 74 personas cuyos cuerpos todavía yacen amontonados y sin posibilidad de ser exhumados, no vaya a ser que se abran viejas heridas. Y a continuación te preguntas: ¿cuándo y de qué manera se cerraron aquellas heridas? o ¿acaso alguna vez estuvieron cerradas?. Mientras tanto, aquellos que prudentemente se niegan a la apertura de heridas, aquellos que dejaron todo atado y bien atado, el próximo 23 de agosto celebrarán nueva misa en la Parroquia de El Salvador. Están en todo su derecho…

    

jueves, 3 de julio de 2014

1934: un año muy convulso

    En artículos anteriores veíamos cómo el alcalde Vicente Arenas Ortega pedía la dimisión el 19 de septiembre de 1933 a fin de no lesionar sus intereses profesionales. Así es como el 25 de octubre era elegido José Cerdán Pérez como su sucesor en representación de Acción Republicana. Sin embargo, tampoco durará mucho en el cargo el último alcalde del periodo republicano-socialista. La izquierda burguesa de La Roda resultaría prácticamente barrida del escenario político tras las elecciones generales de noviembre de 1933, que como hemos visto, darán la victoria a las derechas.

    En mayo de 1934 se volverá a configurar por orden gubernativa un nuevo Consistorio en sintonía con el gobierno de la nación. El problema que tenemos para la reconstrucción de este periodo, más interesante puesto que es la antesala del alzamiento militar y de la guerra civil, es que no disponemos de las actas municipales. Efectivamente, en el archivo municipal falta el libro que debería ir desde marzo de 1934 hasta noviembre de 1935. De esta manera, hemos acudido a otro tipo de fuentes documentales y bibliográficas para obtener información del periodo.

    Como decíamos, asistimos ahora a la destitución de un gran número de consistorios municipales que estaban en poder de partidos de izquierdas, sustituyéndolos por comisiones gestoras integradas mayoritariamente por radicales y cedistas. El Agricultor Manchego, con fecha de 27 de mayo de 1934, nos informa del cambio de Consistorio por orden gubernativa. El nuevo Alcalde sería Antonio de la Peña Miranda. Los tenientes de alcalde, por orden: Job Escobar Montoya, Andrés Belmonte Cuenca, Leopoldo Cadenas Rodríguez de Vera y Joaquín Salvador Cebrián. Los síndicos: Federico Poveda Garví y Jose María Picazo Oñata. Y finalmente, como concejales: Joaquín Amez Rodríguez, Julián Fernández Cuenca, Miguel Servet Díaz Basauri, Ramón Ferrer Garrido, Rafael Valiente Sáiz, Elías Sáez Sánchez, Eloy López Moreno, Eloy Escribano García, Ricardo Atienza Carrasco, Amós Gil Pedraza y Diego Berruga Cebrián. Por su parte, en la Diputación Provincial, salía elegido por el distrito de La Roda, el cacique de Villarrobledo, Francisco Jiménez de Córdoba, que ostentó la Presidencia.

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lunes, 16 de junio de 2014

Cambios en partidos y agrupaciones políticas en La Roda de 1933 a 1936

En el capítulo sobre Partidos y Agrupaciones políticas en los primeros años de la República, veíamos cómo las antiguas formaciones dinásticas se republicanizan pasando a engrosar las filas de nuevos partidos significados con el nuevo régimen como el Partido Republicano Liberal Demócrata o el Partido Radical. Otras agrupaciones en las que destacará la presencia de la vieja y la nueva derecha serán Unión Agraria o las Juventudes católicas. Sin embargo, en estos primeros años, los sectores conservadores del país se mantendrán más o menos desunidos hasta 1933, momento a partir del cuál crecerán aunque lentamente. La gran excepción será la evolución que experimente la Confederación Española de Derechas Autónomas, CEDA, cuya transformación en partido de masas será fulminante debido sobre todo al apoyo de la Iglesia.

La CEDA había surgido en marzo de 1933 gracias a los esfuerzos realizados por Acción Popular por atraerse a las masas: grandes terratenientes, medios patronos, pequeño y mediano campesinado y sectores de clases medias claramente conservadores, todos ellos opuestos a la política de reformas sociales emprendidas por la República. El éxito de este partido con intereses tan dispares no habría sido posible sin la dirección, discurso ideológico y los recursos organizativos de la Iglesia.

En noviembre de 1934 era elegido Presidente provincial del partido, Pedro Acacio Sandoval, lo cual favoreció un mayor acercamiento con la patronal agraria. También se produce la incorporación de antiguos monárquicos liberales. Esta organización se reforzaba a su vez con la creación de secciones dentro del partido que canalizaran reivindicaciones de todos los grupos sociales, y muy especialmente la incorporación de las mujeres a la política, siendo este partido el que mayor militancia femenina tuvo. Como hemos visto en otros capítulos, su vinculación con la Iglesia le llevó a crear la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, Juventud Católica, Asociación Católica de Padres de Familia y Acción Ciudadana de la Mujer. Esto incrementó su militancia en muchos lugares, comenzando a constituirse multitud de comités. En La Roda, el Comité de Acción Popular fue Juventud Católica. Recibieron el apoyo de la publicación moderada afín al partido, El Agricultor Manchego.

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martes, 29 de abril de 2014

El Registro de la propiedad expropiable y el Censo de campesinos en La Roda


    Los documentos de que disponemos en La Roda para realizar una aproximación a lo que hubiera sido la Reforma agraria en este término municipal son escasos. La pérdida y/o dispersión de los mismos se debe fundamentalmente al contexto de guerra y sobre todo al uso que de ellos hizo el Servicio de Recuperación Agrícola una vez finalizada la guerra. No obstante, disponemos del Registro de la Propiedad Expropiable del Partido de La Roda (realizado entre marzo y julio de 1933), un Censo de Campesinos (sin fecha, suponemos que realizado entre 1932 y 1933) y una relación de las fincas intervenidas con posterioridad a julio de 1936. Esta documentación se encuentra actualmente repartida entre los archivos centrales del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ubicados en Madrid y San Fernando de Henares.

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lunes, 14 de abril de 2014

Reforma agraria y Revolución campesina según E.Malefakis

      Antes de ver en qué consistió la Reforma Agraria en La Roda, vamos a analizar una de las mejores investigaciones realizadas sobre Reforma Agraria en la España de los años 30. Se trata del trabajo de Edward Malefakis titulado Reforma Agraria y revolución campesina en la España del siglo XX. Teniendo como referentes a Pascual Carrión y a Juan José Linz, Malefakis publicaba esta obra por primera vez en Nueva York en 1970. Al año siguiente se publicaría en nuestro país.


     El libro se divide en dos partes. En la primera, el autor realiza un análisis sociológico de la distribución de la propiedad, de las formas de explotación y de la estructura de la sociedad rural en el sur de España. La segunda parte responde al modelo de la narración propiamente histórica, pasando a detallar los diferentes aspectos de la problemática agraria en nuestro país y a preguntarse sobre los porqués del fracaso de la reforma agraria y su vinculación con el origen de la Guerra Civil.

     Con respecto al régimen de propiedad de la tierra en España, tras el análisis de multitud de datos y variables, que en ocasiones puede resultar ciertamente tedioso, Malefakis destaca el carácter poco equilibrado y con grandes disparidades regionales del mismo, lo cual no es nada nuevo. Divide a España en dos grandes zonas: en el tercio Sur, esto es, Andalucía, Extremadura y la Mancha, las grandes propiedades controlaban una proporción de superficie cultivada dos veces y media mayor que en el resto de España. Además, por lo que se refiere a la Mancha, nos viene a demostrar que geográficamente esta región es la menos favorecida de las grandes zonas de la España árida no irrigada. Y aun siendo el trigo su cosecha más importante, los rendimientos eran bajos e inestables. No obstante, el predominio del latifundio aquí no será tan importante como en Extremadura o Andalucía. Excepción hecha de la Mancha, todas las regiones del Sur tuvieron buenos rendimientos.

   La razón que explica estas diferencias no será un condicionante de tipo climático-geográfico, sobre todo teniendo en cuenta la fertilidad de las tierras andaluzas, sino de tipo histórico o humano. Malefakis se refiere concretamente a las transformaciones de las relaciones de propiedad que tras las desamortizaciones del siglo XIX tan sólo favorecieron a los poderosos. Con ello, el autor no se refiere ni a las propiedades de la Iglesia ni de la nobleza, las cuales se habían visto bastante mermadas durante la desamortización, aunque todavía fuesen gigantescos terratenientes.

   La inmensa mayoría de la tierra en poder de los grandes propietarios pertenecía a individuos sin títulos nobiliarios. Malefakis habla de una nueva clase de propietarios burgueses, descendientes de familias que habían comprado tierras a raíz de la desamortización y amasado grandes fortunas. Esta nueva burguesía con posterioridad fue adquiriendo títulos de nobleza. El autor demuestra cómo la concepción popular sobre las propiedades rústicas de la Iglesia carecía de fundamento. Incluso la opinión general sobre la fuerza de la nobleza en el campo era notablemente exagerada. Muchos españoles se equivocaron al identificar a la clase rural dominante, que no era otra que una nueva clase de propietarios burgueses, plenamente integrados, por cierto, en la estructura política del país. Esto explicará en buena medida el porqué del fracaso de la reforma agraria. Uno de los aspectos más desfavorables e incomprensibles de la nueva ley será el relativo a los ruedos y arrendamientos, que afectó a un elevadísimo número de pequeños y medianos propietarios en el Sur de España. Éste junto a otros errores, la radicalización de anarcosindicalistas y socialistas por un lado, y de la clase terrateniente y católica por otro, la ambigüedad y lentitud con que el primer gobierno republicano emprendió la reforma agraria, serán factores decisivos explicativos de este fracaso.

   El carácter moderado y burgúes de este gobierno quedó de manifiesto en muchos aspectos, como cuando el mismo Azaña decía a principios de 1933 que “el ritmo de aplicación de la ley agraria dependerá del estado de las finanzas”. Lo prioritario serían las finanzas, y no la necesidad de establecer a los campesinos. De esta manera, por poner un ejemplo, la ley había puesto un límite inferior de cincuenta millones de pesetas, algo más de un uno por ciento del presupuesto estatal, menos de la mitad de la suma destinada a la Guardia Civil.

   No queriendo culpar exclusivamente al gobierno de Azaña, concluiré esta breve síntesis diciendo que nos encontramos todavía frente a un Estado burgués, defensor de la propiedad privada, más preocupado en la práctica por el orden, que por materializar sus teorías sobre una sociedad más justa y más democrática. Esta falta de interés profundo, esta contradicción interna, ha de considerarse como la causa fundamental de la mala administración de la ley agraria. Tanto los republicanos de izquierda y en ocasiones hasta los propios socialistas, se mostraron paralizados en los asuntos del campo. Si el gobierno se hubiera mostrado dispuesto y capaz para actuar con energía, la reforma hubiera podido ser un éxito. Todo estaba a punto para una auténtica puesta en práctica de la reforma, pero tras dos años de gobierno, hacia el verano de 1933, la caída del gobierno Azaña estaba a la vuelta de la esquina.

     La conclusión que Malefakis aporta sobre el fracaso de la reforma no puede ser otra que la incompatibilidad de las dos grandes fuerzas integrantes de la coalición de Azaña: socialistas y republicanos de izquierdas. Si hubieran tenido un programa de acción conjunta, la reforma no habría tenido un comienzo tan lento e ineficaz, aún teniendo en cuenta los fuertes movimientos de oposición a la reforma. Sin embargo, apunta, “la República probablemente habría fracasado bajo la mejor dirección posible porque las circunstancias en que funcionó fueron muy poco propicias y los problemas con que se enfrentó, muy complejos”.

En adelante analizaremos la Reforma Agraria en La Roda, que no pasó de la realización del Inventario de la Propiedad Expropiable y del censo de campesinos. Sin ya tener nada que ver con la Reforma, tras la sublevación militar, en el contexto de guerra, se procederá a la incautación y colectivización de numerosas fincas.

lunes, 31 de marzo de 2014

Crisis socio-económica en los años 30: Jurados Mixtos y Reforma Agraria (II)

    Hemos visto cómo desde los primeros días de la instauración del nuevo régimen, la cuestión agraria es objeto de disposiciones oficiales de gran envergadura. Sin embargo, la carga más pesada para la mayoría de la clase propietaria, en teoría, será la Reforma Agraria. Promulgada el 15 de septiembre de 1932, surge como colofón a estas primeras medidas anteriormente descritas. Con la Reforma se podrían haber remediado las acuciantes cifras de desempleo que venía sufriendo la provincia de Albacete; pero no fue así.

    Aunque muchos textos de la época nos hablan de la vida del campo como un mundo sencillo, plácido, sosegado, lleno de satisfacciones. la realidad iba por otros derroteros. En el Agricultor Manchego hay muchos ejemplos de esta idealización del mundo rural 1. En el fondo lo que se pretendía conseguir ni más ni menos era la pervivencia del orden y de los intereses establecidos, es decir, que la situación en el campo continuase como hasta entonces, sin cambios.

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martes, 11 de marzo de 2014

Crisis socio-económica en los años 30: Jurados Mixtos y Reforma Agraria (I)

   El asunto estrella en las Actas de los Plenos del Ayuntamiento de La Roda para el periodo que nos ocupa será la crisis obrera y agrícola. La Reforma Agraria y los decretos que la anteceden desde el Ministerio de Trabajo, serán claves para el estudio de esta crisis, de las diferentes soluciones adoptadas desde el Gobierno de España y de sus consecuencias.

     Junto a la depresión económica mundial, la proclamación de la República había causado por sí misma una gran crisis financiera donde las clases más pudientes comenzaron a transferir sus capitales a los bancos extranjeros, a la vez que los círculos financieros internacionales acogieron con escepticismo el nuevo régimen. La falta de liquidez se hará notar directamente en las arcas municipales, haciendo temer que el problema del paro obrero, con un registro que superaba ya los 500 parados forzosos, adquiriese tintes de conflicto 1

     Antes de llegar a este punto, el Consistorio había acordado la implantación de la décima en las contribuciones del Estado para poner remedio al desempleo y a la grave crisis agraria, comercial e industrial. Pero el recargo municipal venía siendo una medida impopular entre los propietarios y concejales republicanos y muchos de ellos se quejaron diciendo que con la crisis no podían responder a la décima, por lo que ésta no se llegó a ponerse en práctica 2. Lo que sí parece que surtió efecto fue la aportación voluntaria de algunos propietarios, aunque en las Actas no se especifica quiénes fueron tales contribuyentes ni cuál fue su aportación. En cualquier caso, el dinero recaudado fue insuficiente para dar una respuesta satisfactoria al problema del paro obrero.

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viernes, 28 de febrero de 2014

Educación, cultura y sociedad en La Roda hasta 1933 (II)

Continuando con lo que veíamos en el artículo anterior, a pesar de toda esta efervescencia en la mejora cultural y educativa de la población, a la altura de marzo de 1933 se sigue insistiendo en la necesidad de construir o habilitar más locales para la docencia:

Flota en el ambiente popular (…) el problema de máxima necesidad de afrontar la construcción de locales-escuelas adecuados a la alta finalidad que en ellas ha de cumplirse. Los locales actuales son insuficientes para contener los niños necesitados de instrucción y son además antihigiénicos y antipedagógicos

Se pide incoar la solicitud de construcción de nuevos grupos escolares y además, se crea una Comisión Especial. Concretamente se pedirá la construcción de nueva planta de un Grupo escolar para cinco grados de niños, cinco de niñas y tres grados de párvulos. También once escuelas unitarias, una de ellas mixta. En vísperas de la caída del gobierno Azaña, y del consiguiente cambio de Consistorio, en noviembre de 1933, este ambicioso proyecto todavía no había visto la luz:

A pesar de la difícil situación económica es muy importante hacer esto (…) porque es el posible porvenir de los hijos por medio del estudio y del que ya existe precedente por personas de este pueblo y de humilde familia que hoy cuentan con una brillante carrera merced del Colegio D. Juan Ramón Ramírez

En este ambiente, las Escuelas del Ave María, fundadas en 1922 por el presbítero José Collado Ballesteros 1, también se vieron afectadas por las reformas educativas. Según las Actas de los Plenos del Ayuntamiento de La Roda, el 14 de junio de 1931 se recibe una queja del presbítero y director de las Escuelas del Ave María, solicitando la subvención que tradicionalmente venía recibiendo. La misma queja se repite en el Pleno de 21 de junio recibiendo la siguiente contestación:

por consideraciones de orden político la subvención se suspende definitivamente

Poco después, el 13 de septiembre, se debatían y estudiaban las cuentas para adaptar los locales del Convento de las Trinitarias como Escuelas. Esta propuesta queda aprobada el 20 de septiembre. El convento, ubicado en la encrucijada Las cuatro esquinas, había sido fundado en 1598 por el sacerdote Esteban de Galiano. En 1852 se clausura tras la Ley de Desamortización y es cedido al Ayuntamiento para instalación de escuelas en 1858, mientras la iglesia albergaba el Teatro Liceo, muy popular hasta la construcción del Cervantes. En 1929 se demolieron todas las dependencias, salvo el abandonado Teatro que en 1931 se habilitó como Grupo Escolar 2.

Finalmente, en junio de 1933 se nombraba una Comisión para que se actuase eficazmente en la Sustitución de la Enseñanza Religiosa en la villa. El problema religioso venía estando íntimamente relacionado con la educación, concretamente con la necesidad de crear un sistema de escuelas laico. En definitiva, se estaba actuando por la separación de Iglesia y Estado 3. Suponemos que la prohibición de la enseñanza a las órdenes religiosas fue un importante fallo de previsión, puesto que el Estado no contaba con aulas, profesores, ni medios para hacerse cargo de toda la enseñanza del país. Realmente, quien disponía del monopolio de la educación en España era la Iglesia Católica. Aparte del problema de presupuesto, la disputa laico-religiosa se fue convirtiendo progresivamente en un lastre para el programa de construcciones escolares y de educación pública, laica y universal.

Por otra parte, a estas reformas habría que añadir la introducción del divorcio y la secularización de cementerios y hospitales. La secularización del Cementerio de La Roda se había realizado aprovechando la Fiesta Nacional el día 11 de diciembre. La Corporación municipal daba lectura del decreto que declaraba festivo este día, publicado en La Gaceta de Madrid, nº 343, 9 diciembre 1931:

Para solemnizar la elección del Primer Presidente de la República Española, el gobierno decreta: Artículo único. Se declara fiesta nacional el día 11 del corriente mes. Dado en Madrid a ocho de Diciembre de mil novecientos treinta y uno. Manuel Azaña

En relación con la secularización y modernización de hospitales, también existen algunos ejemplos en los libros de Actas para este primer bienio republicano

(...)


 

1. En medio del anticlericalismo que se vuelve extremadamente violento con el estallido de la guerra, el clero será uno de los grupos que con más ensañamiento será perseguido en los primeros momentos. En este contexto, el cuerpo del sacerdote José Collado Ballesteros será hallado con disparos de arma de fuego el 13 de agosto de 1936 en la carretera de Ocaña a Alicante. En otro capítulo veremos cómo se desarrollaron los hechos.

2. Martínez Angulo, I., Algo de nuestro pueblo, La Roda, 1985 (pág. 168-69)

3. El siglo XIX, siglo de las revoluciones, había traído consigo a nivel europeo una ruptura importante con respecto al Antiguo Régimen. En este contexto la Iglesia española a duras penas se fue adaptando a las estructuras sociopolíticas que fueron surgiendo tras el nuevo orden impuesto por las diferentes burguesías. La Iglesia siempre se resistió a los cambios que propiciaron una mayor autonomía del hombre y de la sociedad. Además, siempre estuvo acostumbrada a convivir con regímenes autoritarios que defendieron sus doctrinas, protegieron su posición social de privilegio y controlaron a sus enemigos. El Estado durante el siglo XIX se hubo sentido coartado en muchas ocasiones por la rigidez del Concordato de 1851, según el cual la religión católica debía ser mantenida como religión oficial en España. Es por esto que una gran parte de la opinión pública veía a esta institución como la defensora de los intereses políticos y materiales de las clases dominantes, que se había aprovechado del monopolio de la enseñanza, del papel dominante en la acción benéfica, del control sobre las formalidades del nacimiento, del matrimonio y la muerte; en definitiva, de impedir cualquier reforma o revolución que pudiera beneficiar al pueblo. También se veía que la Iglesia no admitía la democracia parlamentaria, el pluralismo y las reformas urgentes del sistema salarial y la estructura de la propiedad agraria. Al proclamarse la República, la jerarquía de la Iglesia española debió haber aceptado la legitimidad del nuevo régimen, fruto de la voluntad popular. Pero la fuerte influencia de los católicos integristas principalmente de la jerarquía propiciaron el enfrentamiento con la Republica. Esto, sumado a la cultura anti-clerical heredada, que no anti-religiosa, de muchos de los gobernantes republicanos y con esta visión de un gran sector de la opinión pública, hizo que esta institución a partir de la proclamación de la II República se convirtiera en el blanco de muchas reformas, manifestaciones, tumultos callejeros, quema de iglesias y conventos, y de la persecución directa ya en plena guerra.


jueves, 13 de febrero de 2014

Educación, cultura y sociedad en La Roda hasta 1933 (I)

    La proclamación de la República produjo una inmediata ruptura entre el nuevo régimen y la Iglesia católica, debido básicamente al monopolio de la educación que ésta ostentaba. Desde el 14 de abril, el Gobierno provisional había considerado que una de sus tareas más urgentes era la rápida expansión de las escuelas primarias. Se pretendía crear una escuela pública, obligatoria, laica, mixta, inspirada en el ideal de la solidaridad humana, donde la actividad sería el eje de la metodología. A modo de ejemplo, los niños de la Escuela Nacional enviaban la siguiente misiva al Ayuntamiento:

que siendo este pueblo eminentemente agrícola y queriendo los niños que forman esta República escolar, aprender a cultivar la tierra, ruegan a la Corporación les conceda un terreno para los fines indicados

    Ya vemos que la idea de introducir huertos ecológicos en las escuelas no es tan novedosa, pudiendo establecer su origen en el marco de la Segunda República.

    El programa reformador del sistema educativo tuvo el objetivo inmediato de extender la cultura popular por todos los rincones de los pueblos de España aparte de remediar el alto índice de analfabetismo en nuestro país. El 14 de abril de 1931, la República encontró una España tan analfabeta, desnutrida y llena de piojos, como ansiosa por aprender. En 1931 la estimación sobre el índice de analfabetismo variaban del 30 al 50 % de la población total y el porcentaje de alumnos (que asistían a clase) por aula era de 50 alumnos por escuela con maestro. El Ministerio de Instrucción Pública estimó que en España eran necesarias otras 27.000 escuelas para atender a más de un millón a un millón y medio de niños que en general no iban a la escuela [1]. El primer año de la República fue así un año de fiebre de construcciones escolares.

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viernes, 31 de enero de 2014

El Ayuntamiento de La Roda hasta 1933: ambiente político (II)

 
Como decíamos en apartados anteriores, a finales de diciembre de 1931 se constituía en La Roda el Partido Republicano Liberal Democráta, aglutinando en su seno a los líderes más destacados de la vieja política local. Una vez inaugurado el nuevo año, se procedía al nombramiento de su Junta Directiva, al igual que sucedía con muchas otras agrupaciones políticas de la localidad. La directiva del liberal-demócrata quedaba de la siguiente manera: Job Escobar como Presidente, Wenceslao Cebrián Vicepresidente, Juan Muñoz Secretario, Julián Viñas Tesorero y los vocales:  Julián Fernández, Ciriaco Carrasco, Eloy Escribano, Juan Alarcón, Ricardo Atienza, Juan Cayo Cebrián, Hermenegildo Pérez y Santiago González.
Por su parte, la Junta Directiva del Partido Republicano quedaba así: Ramón Llistó Presidente, Teófilo Lara Vicepresidente, Agustín Ruíz Tesorero, Emilio Martínez Valverde Contador, José Escribano Giménez Secretario y los vocales: José María Gómez, Pascual Molina, Carlos Fuentes y Bernardo Soriano.
En la Sociedad Obrera era elegido Julián Castillo como Presidente, Francisco Ortiz como Vicepresidente, Julio Fraile como Contador y los vocales: Sergio Córdoba, Virgilio Ramírez, Blas Fraile y Miguel Martínez García.
En último lugar, en el Casino la Amistad [1], quedaba Lino Ramírez como Presidente, Temístocles Blanco como Vicepresidente, Secretario Juan Talavera y Vicesecretario Francisco Castillo. Los vocales serían: Ángel Escobar, Ángel García, Francisco Abad y Daniel Martínez [2].
Entrado el mes de abril, comienzan los preparativos para festejar el I Aniversario de la Proclamación de la República

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domingo, 26 de enero de 2014

Cartel de la Segunda República Española

   
 

    A lo largo del siglo XIX, con la construcción de los nuevos Estados-nación, surge una simbología que intenta promocionar una determinada imagen de los nuevos Estados nacientes al calor de las revoluciones liberales. Son símbolos referentes  sobre todo a  la identidad nacional, que favorecen la cohesión social y el sentido de pertenencia, como la bandera, el escudo, el himno y otros elementos. Puesto que una de las primeras medidas de la Segunda República será la adopción de nuevos símbolos nacionales, a continuación veremos un cartel alegórico de la época.

 



     Se recuperaba el diseño del escudo de España aprobado en 1868 por el Gobierno provisional instaurado tras el derrocamiento de Isabel II.  Además, el gobierno de 1931 también se inspiraría en otros emblemas tradicionales de la proclamación de la Primera República, como por ejemplo, en su figura principal: una mujer joven, alada, tocada con un gorro frigio y vestida con una túnica roja que deja un pecho al descubierto. Su mano derecha se apoya en una lápida con una inscripción que dice «LEY. RF», mientras que su mano izquierda sostiene una balanza. Una mujer vestida con una túnica roja, al estilo de una matrona romana, era una imagen habitual para representar a España en las pinturas alegóricas del Renacimiento y del Barroco. El detalle del pecho descubierto se relaciona con la práctica de alimentar a sus pobladores, considerados como hijos de la patria. Las alas son un símbolo de la victoria tomado de la escultura clásica, al igual que las hojas de laurel que asoman por encima de su cabeza. La balanza es un símbolo tradicional de la Justicia que se le presupone a cualquier poder político. El gorro frigio, aunque de origen clásico, constituye un símbolo de la libertad, de la razón y del republicanismo que fue muy  difundido durante la Revolución Francesa. Otros símbolos que aparecen en esta alegoría de la Primera República es el gallo, símbolo de vigilancia, del despertar a una nueva era y de combatividad.

     Esta imagen de España como “La Niña Bonita” alcanzó tanto éxito que fue reeditada muchos años después como emblema de la Segunda República aprobado, junto a otras enseñas oficiales, por Decreto de 27 de abril de 1931. Aunque existen diversas variantes iconográficas de esta alegoría, en general el mensaje se sintetizó, aligerando su simbología e introduciendo pequeñas modificaciones como la bandera tricolor, sustituyendo la franja inferior roja por otra de color morado; o el león, que sustituyó al gallo para evitar el chiste de los monárquicos recalcitrantes que decían que la República “era más puta que las gallinas”; por cierto crítica fácil bien característica de una mentalidad machista y retrógrada propia del pensamiento más conservador. La túnica roja en este caso desaparece y en su lugar figura una única prenda, que es el camisón blanco que viste debajo. Paradójicamente, tanto el morado de la bandera como el león venían siendo símbolos asociados a la monarquía española desde antiguo. Para evitar la confusión, la propaganda republicana procuró dotarlos de un nuevo significado acorde con su ideario, interpretando el morado con el color utilizado por los Comuneros de Castilla y el león como símbolo de la fuerza del pueblo español, o de la Ley, ambos representados en las Cortes. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

domingo, 19 de enero de 2014

El Ayuntamiento de La Roda hasta 1933: ambiente político (I)

               
    Se ha tendido a identificar República y democracia, como si, al implantarse aquélla, ésta hubiese llegado por arte de magia. La democracia es una actitud que se adquiere con la práctica y, precisamente, muchos españoles y albacetenses no estaban muy experimentados en ella a comienzos de 1931. De aquí, el difícil y lento proceso hacia la democracia vivido en los años 30[1]. Tras la estabilización del régimen republicano, asistimos a partir de ahora a un período complejo en la política local donde, aparte de las reformas aplicadas en sintonía con el gobierno central, también aparecerán a los primeros conflictos de tipo político en el mismo seno del equipo de gobierno. Si bien los grandes temas de interés a lo largo de las Actas de los Plenos fueron la crisis obrera y agraria o la necesidad de construir más locales para escuelas, a continuación nos centraremos en primer lugar en el análisis de los hechos más puramente políticos.
 
    Antes de la configuración definitiva del Consistorio municipal, una de las primeras medidas que se adoptan es la apertura de una investigación de las cuentas del periodo de la Dictadura. Parece ser que el antiguo recaudador y administrador de arbitrios, derechos y tasas, Bernardo Cebrián Berruga, había cometido irregularidades, concretamente en 1923, con la retención de documentos y de dinero del erario municipal. Aunque presenta los Estados de cuentas que se le requieren, sigue faltando documentación como talones y libros para comprobar los Estados que presenta. En agosto de 1931 se acuerda el nombramiento de un delegado del Gobierno Civil Provincial para que inspeccione la administración municipal y política durante las diferentes etapas dictatoriales hasta el 14 de abril de 1931. También se acuerda el nombramiento de un nuevo administrador de arbitrios: José Fraile Moreno (sería interesante que recordásemos este nombre). Más adelante se llega a pedir incluso que los hijos políticos del antiguo depositario de fondos, al tener suficiente solvencia económica, respondan ante la gestión de su padre.
 
           
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domingo, 5 de enero de 2014

Elecciones municipales parciales de 31 de mayo de 1931 y primer Ayuntamiento republicano

     

      Tras la proclamación de la Republica y la creación de la Comisión Gestora, se fijaba la fecha del 31 de mayo para la celebración de nuevas elecciones municipales en aquellos municipios (un total de 36 en la provincia de Albacete) donde se aplicó el artículo 29 y, por tanto, no había habido votación.  Es en este breve periodo de tiempo cuando se registra el mayor movimiento de políticos monárquicos hacia el republicanismo a la vez que una intensa campaña electoral.  

      Mientras tanto, para significar el advenimiento de la República se toman algunas medidas de carácter simbólico como la compra de dos banderas republicanas, una para el Ayuntamiento y otra para la casa cuartel de la Guardia Civil, o el cambio de nombre de calles y plazas. El Paseo del Directorio Militar es cambiado por el de Paseo de Galán y García Hernández, en conmemoración de los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández[1]. El Parque de Colón pasará a llamarse Parque de la Libertad y la Plaza Primo de Rivera, nuestra actual Plaza Mayor, se llamará Plaza de la República [2].

      Es durante este breve periodo de transición cuando se inician las gestiones para la construcción del ferrocarril que comunicase a La Roda con Tarazona de Aragón. También se instala una fuente pública en la Miliaria para que el pueblo se surta de agua gratuitamente. En sucesivas entradas desarrollaremos detalladamente el programa de obras públicas que se emprende con motivo de la crisis obrera y agraria para dar una respuesta al alto desempleo.

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