martes, 9 de agosto de 2016

Control y descontrol: el Comité de Enlace del Frente Popular

 

   Antes de continuar analizando la multitud de asesinatos, atropellos y desmanes que se producen, es importante dedicar un capítulo al análisis del origen, funciones y evolución del Comité de Enlace del Frente Popular en La Roda durante los primeros meses desde el estallido de la guerra. El descubrimiento fortuito de la documentación del Comité, que dábamos por perdida, nos ha aportado una visión totalmente diferente tanto del contexto bélico en La Roda, como de la propia institución. Sin los datos aportados por estos documentos, la reconstrucción de los hechos acaecidos hubiera sido bastante sesgada y parcial. No se puede entender el desarrollo de los acontecimientos sin la información de primer orden que proporciona la documentación generada por el Comité de Enlace del Frente Popular.

   En el momento de la sublevación, el gobierno del Frente Popular, al frente de cual estaba Casares Quiroga, desapareció de la escena y con él, el aparato estatal, por lo que las diferentes localidades tuvieron que combatir solas a los rebeldes y organizarse de cualquier modo, sin ninguna ayuda por parte del Gobierno central, que existía solo sobre el papel. Hasta el 4 de septiembre de 1936 , fecha en que se forme el gobierno de Largo Caballero, el gobierno local en los territorios leales a la República será ejercido por los Comités y sus tropas, es decir, las Milicias antifascistas.

   Estos Comités adoptarán varios nombres según los pueblos 1. En La Roda se llamará Comité de Salud Pública, quedando constituido el 26 de julio de 1936, justo al día siguiente de la toma de la provincia de Albacete, y se ubicará al principio en la misma Sacristía de la Iglesia. El 4 de septiembre el domicilio social del Comité será trasladado al edificio incautado por el Estado a Julián Viñas Sevilla, sito en la calle Ramón y Cajal, nº17. Poco después pasará a ocupar la casa incautada a Luis Yllana y finalmente la de Aurelio Giménez Izquierdo (ver imagen)2 hasta el final de la guerra.




     En  el acta de constitución se puede leer que el Comité de Enlace del Frente Popular de La Roda actuará sin limitación de funciones ni competencia en todos los asuntos que puedan presentarse en estos momentos gravísimos de la vida nacional. Dichas funciones serán básicamente los asuntos relacionados con el orden público, circulación y requisas, junto a justicia, en lo relacionado con instrucción de sumarios y cárceles. Aparte de estas funciones habrá otras relacionadas con milicias y servicios auxiliares, abastos y sanidad. Según los datos aportados en una declaración frente al tribunal franquista, el Secretario del primer Comité, Jose Antonio Valero, dice que se tomaron los siguientes acuerdos:

primero, reclutamiento de milicianos voluntarios para las milicias del Ejército y para los servicios de retaguardia, entre ellos el control de las entradas y salidas de la población; segundo, proceder a la recolección de los productos de la tierra; tercero, proceder a la selección de los milicianos de mayor confianza y más entusiasmo para el servicio de control

   Como veremos, en la práctica, las competencias más importantes e inmediatas serán de orden público y, sobre todo, la redistribución de la riqueza nacional, a través de un intenso y complejo proceso de incautaciones y colectivizaciones.

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miércoles, 27 de julio de 2016

La Roda republicana: enfrentamientos, detenciones y asesinatos

 

     En torno a las 13 horas del 25 de julio de 1936 y tras una semana de intensos combates, Albacete capital era tomada por fuerzas leales a la República procedentes de Alicante y Murcia junto a una columna anarquista procedente de Valencia. El alzamiento era sofocado en Albacete con la rendición incondicional de sus organizadores y la entrega de armamento y munición 1. El territorio se convertirá en zona de retaguardia permanente, sin frente, en manos del bando republicano hasta el final de la guerra. Ésta será la razón fundamental que explique por qué la mayoría de muertes que se producen sobre todo entre agosto y septiembre de 1936 son de personas de filiación política conservadora, de derechas, incluida la persecución a miembros del clero. También es la razón que explica la instalación de los Brigadas Internacionales en la provincia, aunque de esto hablaremos más adelante.

     El caso es que el fracaso de la sublevación militar y el posterior estado de guerra civil es el contexto en que se producen atropellos por ambas partes; en la provincia de Albacete más especialmente por parte de los grupos de milicianos que de manera descontrolada ocupan el vacío de poder con una violencia desmedida que ya venía gestándose tiempo atrás. Como veremos más adelante, desde las instituciones republicanas se dieron expresas manifestaciones para evitar los asesinatos y la venganza, pero éstas ya no tenían autoridad para imponer sus normas. Se trató por todos los medios de poner fin a estas manifestaciones por parte de determinados grupos a través de las sacas y paseos, pero hasta que no empiecen a funcionar los Tribunales Populares, los meses de julio y agosto serán de una violencia inaudita al margen de la ley y por supuesto que al margen de cualquier consideración humana. Veamos qué sucedió en La Roda.

     La consecuencia directa y simultánea del final de la popularmente conocida como semana facciosa fue la liberación de los presos de izquierdas, la constitución del Comité de Salud Pública, la detención de los guardias civiles que habían participado en la rebelión y la persecución de la población civil que la apoyó. Ese mismo 25 de julio, muchos rodenses se enteraban a través de la radio del Bar Molina de que la provincia había caído en manos republicanas. Los concurrentes, emocionados, se echaron a la calle rápidamente, acudiendo a dicho bar y a las inmediaciones de la Miliaria mucha más gente pidiendo la apertura de las cárceles al grito de vamos a por nuestros hermanos los presos; posteriormente se instalarán aquí unos altavoces para emitir partes de guerra y demás novedades.




     Simultáneamente a la liberación de los presos de las cárceles, se produce la detención y persecución de muchos de los que apoyaron la sublevación. Bajo las órdenes del Comité de Enlace, creado ese mismo día, comienzan a organizarse grupos de milicianos que se encargarán de: perseguir y detener a los sublevados en sus casas y aldeas, conseguir todo el armamento posible y hacer guardias en edificios principales y entradas y salidas del pueblo. Los expedientes que tenemos relatan decenas de casos de detenciones, registro de casas, requisa de armas y tiroteos Partiendo de la idea de que estos relatos fueron extraídos bajo presiones, amenazas y torturas una vez finalizada la guerra, debemos tomarlos con mucha cautela.

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martes, 19 de julio de 2016

Semana "facciosa" del 19 al 25 de julio

 

      Del 17 al 19 de julio de 1936, las guarniciones militares y centros neurálgicos de poder fueron cayendo en manos de los insurrectos a lo largo de casi toda la geografía peninsular. En La Roda, según Deusdedio del Campo Martínez, uno de los líderes locales del Partido Socialista, en la madrugada del 19 de julio realizó una llamada telefónica al Cuartel de la Guardia Civil solicitando al cabo que se pusiera a disposición del Frente Popular; evidentemente esto ya no iba a suceder.

    Ese mismo día, sobre las 14.30, poco antes de consumarse la entrega del Ayuntamiento de La Roda a la Guardia Civil, Deusdedio salía para Albacete junto al alcalde, José López Ballesteros, Lamberto Pérez y Jose Antonio Vera Zaragoza para hablar con el Gobernador sobre los hechos y recibir órdenes. A unos 100 metros antes de llegar al Gobierno Civil son detenidos por la Guardia Civil para posteriormente ser encarcelados. Así permanecerán hasta las 14 horas del día 25 de julio, momento en que la capital es tomada por tropas leales a la República. Efectivamente, la sublevación militar contra la República comenzaba en Albacete capital a las 15 horas de la tarde del domingo 19 de julio; justo cuando el alcalde, Deusdedio y compañía, llegaban para informarse sobre la rebelión. Una vez que la situación era dominada por los rebeldes en la capital, el alzamiento fue extendiéndose por los pueblos de la provincia; de manera más inmediata por todos los municipios tocados por la línea de ferrocarril y la carretera general que une Madrid con Murcia, entre ellos, La Roda 1.

    En los Libros de Plenos se conserva el Acta por la que el Ayuntamiento de La Roda es entregado a la Guardia Civil. Ya eran las 18.30 de la tarde cuando se persona en las dependencias municipales el alférez de la Guardia Civil, Miguel Segura Limorte, solicitando al Secretario de la Corporación, Manuel Ávila Palacios, la entrega del Ayuntamiento. Allí se encontraban algunos concejales, que como negativa a la petición, abandonan las dependencias: Antonio Montero Montero, Florentino del Barco Picazo y Gregorio Arenas Ortiz. Los oficiales Julio Chacón y Ramón Cano, junto al alguacil, Longinos Escudero, permanecen junto al Secretario, procediendo a levantar Acta para la entrega del Ayuntamiento.


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domingo, 17 de julio de 2016

17 y 18 de julio de 1936

    Antes de continuar, me gustaría insistir en que todos los acontecimientos y hechos aquí relatados han sido elaborados a partir de un pormenorizado estudio documental y bibliográfico. La mayor parte de la documentación existente se corresponde a la elaborada por los que ganaron la guerra: Tribunales Militares, Responsabilidades Políticas, Causa General, etc. Ésta es una realidad que siempre deberíamos tener en cuenta a medida que leemos este contenido. Se trata de un desequilibrio tan importante en las fuentes que a veces, obtener una narración histórica lo más objetiva posible se hace complejo. Igualmente sucede en sentido inverso: la información disponible del bando republicano es de un volumen infinitamente inferior y, paradójicamente, nos encontramos frente a la misma problemática. Por ejemplo, el estudio de los expedientes que han quedado sobre las declaraciones ante los Tribunales Populares puede confundir al lector. Algunas personas claramente fascistas y/o promovedoras o simpatizantes del alzamiento, frente a los Tribunales Populares se declaran inocentes, a la vez que aportan visiones distorsionadas, a menudo conscientemente, sobre la realidad de los hechos. Estas mismas personas aportarán denuncias y declaraciones totalmente opuestas una vez haya finalizado la guerra. Añadir que durante la investigación y desarrollo de este proyecto, encontramos fortuitamente una documentación de gran valor que creíamos perdida, la del Comité de Enlace del Frente Popular. Con ello, podemos tener una visión de conjunto un poco más equilibrada.

    Por no extenderme demasiado en este punto, también he de decir, por lo que a mí respecta que, tratándose de la reconstrucción de la guerra civil a nivel local, he considerado ampliamente la posibilidad de aportar apodos, nombres completos o sólo sus iniciales. Con respecto a los apodos decidí no incluirlos para evitar que halla confusiones y/o malentendidos y por respeto a las familias que todavía se apodan de la misma manera. Amparada por la legalidad vigente y, habiendo transcurrido ya 80 años desde que se produjera el alzamiento, finalmente he optado por la introducción de nombres completos tanto para un bando como para el otro. El caso es que los nombres siempre han estado ahí y con este trabajo me he limitado a enlazarlos dentro del discurso narrativo conforme a fechas, sucesos y temáticas. Siempre se han conocido los nombres de los integrantes del bando perdedor en La Roda, tanto si fueron encarcelados, como ejecutados o exiliados. Las familias de estas personas en general abandonaron el pueblo si estaban en condiciones de hacerlo; mientras que los que no pudieron, aquí permanecieron, a duras penas subsistiendo. Estoy convencida de que para las familias vinculadas en la actualidad a aquéllas personas que perdieron la guerra, que aparezcan sus nombres o no, a día de hoy podrá ser un asunto insignificante, emotivo en ocasiones y motivo de vergüenza en otras. Me consta que tras décadas de represión, muchos familiares descendientes de aquéllos que perdieron, a día de hoy siguen sintiendo temor y vergüenza. Sin embargo y por desgracia, muchos de los que dejaron todo atado y bien atado no ven con buenos ojos que sus nombres vuelvan a aparecer; en este caso, no sólo para contar hazañas y actos heroicos. En cualquier caso, para el que quiera saber, aquí están todos los nombres.

    Después de cuarenta años de una Dictadura de vencedores, y de otros tantos de silencio, estamos en nuestro derecho a saber. No queremos una verdad a medias, queremos saber lo que sucedió y, haciendo uso de la frase de moda, de remover el pasado; de investigar y estudiar, tanto por el deseo como por la necesidad de aportar una visión de lo que, con la ayuda de documentos, sucedió y obviamente nunca se contó. Más allá de las ideologías que cada cuál podamos tener y del maniqueísmo con que, esta parte de nuestra historia se nos ha presentado, pretendemos ofrecer un relato equilibrado y justo para todas las partes involucradas en el conflicto. Aún así debo apuntar que a estas alturas, algunos temerosos todavía se atreven a obstaculizar investigaciones de este tipo, entre las que me incluyo.

    En cuanto a la normativa 1 que regula el derecho de acceso a documentos públicos y su difusión, el artículo 105.b de la Constitución Española nos dice que la Ley regulará el acceso de los ciudadanos a los archivos y registros administrativos, salvo en lo que afecte a la seguridad y defensa del Estado, la averiguación de delitos y la intimidad de las personas. El acceso a dicha información queda regulado posteriormente en leyes como la de Patrimonio Histórico Español, donde en el artículo 57.c, encontramos que los documentos que contengan datos de carácter policial, procesal, clínico o de cualquier otra índole que puedan afectar a la seguridad de las personas, a su honor, a la intimidad de su vida privada y familiar y a su propia imagen, no podrán ser públicamente consultados sin que medie consentimiento expreso de los afectados o hasta que haya transcurrido un plazo de veinticinco años desde su muerte, si su fecha es conocida o, en otro caso, de cincuenta años, a partir de la fecha de los documentos.

    Continuando con los sucesos previos al estallido de la guerra, debería recordar que no sólo la gestión política desde el Ayuntamiento no funciona, sino que en la calle las cosas tampoco marchan nada bien. Aunque no tenemos referencias explícitas a actos de violencia física en La Roda antes de la sublevación militar, sí que podemos ver cómo las personas se van encuadrando en las diferentes opciones políticas del momento. No está demás decir que los sectores juveniles son los que más se radicalizan. Por parte de los movimientos de derechas, en La Roda las secciones juveniles de Falange serán las de mayor protagonismo. Por parte de la izquierda, en marzo de 1936 surgirán las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), tras la unión de aquéllos con las Juventudes Comunistas. La inestabilidad social promovida por éste y otros aspectos, hará que los propietarios y las clases burguesas, y en ello incluyo a muchos republicanos, vieran el levantamiento militar como la única salida.

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jueves, 14 de julio de 2016

Primavera de 1936 (II) crisis de mayo

        En artículos anteriores veíamos el panorama que se vive en La Roda tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936. Básicamente el panorama no era otro que el de una acuciante necesidad de reformas, la incapacidad del gobierno local para aportar soluciones y el aumento de la tensión en las calles.


    La conflictividad y la parálisis se observa directamente en las actas de los plenos. Por desgracia no disponemos de mucha documentación para el estudio del periodo, aparte de la información que, como digo, nos proporcionan las actas y la prensa periódica local. Vemos cómo desde el mes de abril el enfrentamiento entre los miembros del gobierno local es más que evidente, aunque será a partir del mayo cuando las diferencias alcancen su máxima cota. Por ejemplo, para proceder a la aprobación de las actas anteriores, asistimos a interminables discusiones. Se acusan mutuamente de no querer solucionar los problemas, de cambiar constantemente de opinión, de no aportar soluciones viables y de obstrucción sistemática.


     En la sesión del 16 de abril, por lo que respecta al desempleo, imaginemos hasta qué punto la situación era insostenible para que el Alcalde proponga reunir a las fuerzas vivas de la localidad (mayores contribuyentes, autoridades, industriales, profesionales y sociedades con representación legal) para ver si estaban dispuestas a anticipar dos trimestres del Repartimiento General de Utilidades para mitigar el paro obrero. El concejal Fraile Moreno va más allá pidiendo citar a los señoritos para que se les adjudiquen los obreros correspondientes mediante alojamiento por haber paro y mucha hambre. Se le contesta que su propuesta es contraria a la Ley porque ésta prohíbe terminantemente los alojamientos. Y puesto que se considera contraria a la Ley, la minoría socialista aprovecha para denunciar un caso de incompatibilidad (contrario a la Ley también, dicen) que afecta al Alcalde por estar su padre empleado como guardia en el Ayuntamiento. El Alcalde se defiende y a continuación denuncia otro caso de incompatibilidad contra el concejal Fraile Moreno, alegando que éste no puede ser concejal por tener entablado un recurso contencioso-administrativo contra el municipio. (Este recurso lo habían interpuesto en su día, como vimos, los concejales y demás funcionarios que fueron sometidos a proceso de depuración tras los sucesos de octubre de 1934). Y así continúan poniendo los trapos sucios sobre la mesa hasta que la minoría Socialista junto a la de Unión republicana abandonan el salón, suspendiéndose la sesión por falta de concejales.

   

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