Recientemente se ha procedido a abrir las fosas comunes del cementerio de Almagro para exhumar los cadáveres de 70 personas víctimas de la represión franquista en este vecino pueblo de Ciudad Real. El equipo multidisciplinar encargado de la apertura de las fosas, procedente de la Universidad Complutense y del proyecto “Mapas de Memoria”, hicieron en su día un llamamiento para encontrar a los familiares, sobre todo de cara a la identificación lo más exhaustiva posible de los cuerpos. Entre ellos se encontraba el de Millán Carrasco Martínez, nacido en La Roda en 1886.
A las personas que nos dedicamos a esto no nos gusta tener que andar justificando constantemente que lo último que pretendemos es “remover” el pasado. No se trata pues, de remover, sino de ayudar a las familias que así lo deseen, a dar una sepultura digna a sus seres queridos; de equiparar y reparar la memoria de todas aquellas víctimas que quedaron en el más abyecto de los olvidos, algo en lo que la ciudadanía española debería de estar de acuerdo por encima de las diferencias ideológicas. Se trata en última instancia de contribuir a cimentar una sociedad civil moderna y democrática. Una nueva sociedad que conozca su verdadera historia y que cuando mire hacia el pasado lo haga desprovista de todo temor y rencor.
Millán Carrasco no es un simple nombre o un número más que viene a engrosar las filas de los listados sobre represaliados rodenses por las autoridades franquistas. Se trata de una vida humana, de otro hombre que debido a sus ideales políticos, sufrió la furia vengativa de los vencedores una vez acabada la guerra civil. Efectivamente, en nuestros cálculos sobre estos asesinatos masivos, faltaba esta persona. Y como esta, somos plenamente conscientes de que, dadas las circunstancias, en el recuento falten algunas más.
Millán fue otra de tantas víctimas que, dada la imposibilidad de recorrer todos los archivos judiciales municipales del país, permaneció ausente en mis listados sobre represaliados rodenses por el franquismo. No había quedado rastro alguno de él excepto en los registros de defunciones del juzgado municipal de Almagro. Gracias a las exhumaciones emprendidas en Ciudad Real, se ha podido confirmar la existencia de esta otra persona con sentencia de muerte ejecutada en noviembre de 1939. Habiendo obtenido su nombre, apellidos y procedencia, de manera inmediata se procedió a localizar su expediente de “justicia” militar en el Archivo General e Histórico de Defensa. Dicho sea de paso, no es tarea fácil analizar los expedientes de los consejos de guerra franquistas ya que, aparte de estar instruidos a través del procedimiento “sumarísimo de urgencia”, también requieren desnudarlos de su típica jerga patológica y humillante (esto es más sencillo), de contenidos engañosos y tergiversados y de toda una serie de componentes que requieren de un ojo crítico y de una lectura entre líneas.
El 12 de noviembre de 1886, Miguel Carrasco y María Antonia Martínez, registraban el nacimiento de su hijo, Millán Carrasco Martínez, en la Parroquia de El Salvador de La Roda. Que sepamos, tuvo otros tres hermanos, Antonio, Isidro y Ciriaco, y dos hermanas, Josefa y Ángela. En La Roda, cuando estuvo en situación de trabajar, desarrolló su labor como factor ferroviario aunque pronto abandonó esta dedicación para incorporarse a trabajar en un molino de tierra blanca propiedad de la familia. Su evolución en el negocio familiar le hizo convertirse en “un hombre de negocios que se dedicó al comercio durante toda su vida, cumplió con honradez sus compromisos, portándose a este respecto inmejorablemente”.
Aunque nunca llegó a casarse, parece ser que mantuvo relaciones con la hija de un terrateniente de Almagro, motivo por el cuál siempre estuvo vinculado con este pueblo. Así mismo los familiares indican que ambos pudieron tener descendencia, aunque de momento nos ha sido imposible constatar esta posibilidad. Se trata de una hercúlea labor de investigación porque la pareja, con unos orígenes sociales tan dispares, nunca pudo formalizarse en matrimonio. E igualmente, si en efecto tuvieron algún hijo, su origen debió permanecer oculto.
El caso es que Millán, combinando sus necesidades laborales y sentimentales, desarrolló su vida entre los pueblos de La Roda y Almagro. Los descendientes de sus hermanos (pues él no tuvo hijos reconocidos) afirman que siempre destacó por ser una persona inteligente, culta e instruida; un visionario, un adelantado a su tiempo y un autodidacta con amplias dotes para el estudio, la lectura y también para la movilización de masas, mostrándose desde bien pronto sensible a las demandas de las capas más desfavorecidas de la sociedad. Se trataba pues, a grandes rasgos, de un demócrata, un republicano librepensador que, fruto del estallido de la guerra civil, comenzó a desarrollar una intensa actividad política en el vecino Almagro. Aquí encabezó durante los primeros días de la República la creación del Ateneo Libertario de la localidad.
Según se desprende de los documentos consultados, en 1934 fue procesado por tenencia ilícita de explosivos y condenado a dos meses y un día de prisión. Por falta de datos concluyentes, no me atrevo a poner en relación este dato ni con las huelgas campesinas de junio ni con las revolucionarias de octubre del mismo año, aunque algo podemos especular. Lo que está claro es que Millán Carrasco, tras cumplir su condena, no volvió a Almagro. En los documentos se dice que estuvo ausente de esta localidad unos 2 años. Por otro lado, tampoco sabemos a ciencia cierta dónde estuvo preso, pues en los documentos aparece La Roda (Málaga). Si se tratase de una confusión, quizá estuvo en La Roda de Albacete o tal vez en La Roda de Andalucía (que por cierto no está en Málaga sino en Sevilla). Eso sí, el dato de la ciudad malagueña me hace pensar que, dada la ideología de corte anarquista de Millán Carrasco y el arraigo de la doctrina libertaria en Andalucía, durante las revoluciones campesinas de junio de 1934, Millán pudo haberse trasladado a esta localidad para articular y/o participar en estas huelgas campesinas. Es decir, tal vez tenga más sentido relacionar esta supuesta tenencia de explosivos en 1934 con las movilizaciones de junio que con las de octubre. Poco más que añadir en este sentido: solo que podríamos continuar dando palos de ciego en el terreno de la especulación.
Dando un salto en el tiempo, tras la insurrección militar de julio de 1936, Millán reapareció nuevamente en Almagro para ponerse al frente del Ateneo Libertario y para crear las Juventudes Libertarias en la localidad. También pudo formar parte en la formación del Comité de Enlace del Frente Popular y del Comité de Defensa local. Tan sólo estuvo unos pocos días en Almagro. Volvió a La Roda donde probablemente permaneció participando en la organización de la retaguardia rodense. A finales de septiembre de 1936 vuelve a Almagro y entonces es cuando, dada su experiencia en el molino de tierra blanca de su familia en La Roda, se hace cargo de la Fábrica de Harinas incautada en Almagro como directivo principal o administrador. En adelante también ocupará cargos importantes en la CNT local. Así mismo, fue concejal y alcalde interino de manera intermitente desde diciembre de 1936 hasta el final de la guerra.
Desconociendo si intentó una posible huida del país, el 10 de mayo de 1939 ya se encuentra detenido en la Prisión Central de Ocaña (Toledo). Un mes después se daba inicio en Almagro al “juicio” instruido contra Millán Carrasco, de 52 años por aquél entonces. Sin ninguna prueba, las denuncias presentadas le acusan de ser responsable directo de la muerte de dos individuos y de instigar el asesinato de otras “personas de orden” de la localidad. En una de las denuncias se llega a especificar que las personas que se hicieron cargo de la dirección del pueblo en defensa de la República, dado los cargos que ostentaron, debían ser “depurados como exige el momento actual”. En su defensa, el párroco-arcipreste de La Roda, Victoriano Castillo, envió un aval, refrendado a su vez por el nuevo alcalde rodense, Job Escobar, para evitar una condena a muerte del encartado. En efecto, el cura de La Roda pudo salvar su vida gracias a la intervención de Millán. De igual manera Millán había participado en La Roda en la fundación de la CNT local. En el aval se explica cómo gracias a la creación de este sindicato, cientos de derechistas rodenses pudieron escapar de la represión de retaguardia.
Sin embargo, a pesar de tratarse de un aval de peso, en absoluto fue tenido en cuenta a la hora de emitir sentencia o en un posible indulto. Se le acusó de adhesión a la rebelión militar con agravante de peligrosidad. Se le impuso la pena de muerte y fue ejecutado el 25 de noviembre de 1939 en el cementerio civil de Almagro, popularmente conocido como «el corral de los desgraciados». En mayo de 2021 sus restos han vuelto a ver la luz, su vida rememorada y su memoria, honrada.
Millán, descanse en paz.
Millán Carrasco |