lunes, 24 de agosto de 2020

La saca de Quintanar, el Paracuellos rodense

      

 En breve publicaré todo un intenso y complejo trabajo de seis años, con mis idas y venidas. A partir de ahora iré poniendo pequeños fragmentos de algunos capítulos. Así comienza el que lleva por título, la Saca de Quintanar, el Paracuellos rodense:

        El 23 de agosto de 1936, como todos sabemos, se producía uno de los sucesos más notorios y controvertidos en la historia de la guerra civil rodense: la saca de 77 presos y el fusilamiento de 24 en Quintanar de la Orden (Toledo). Si bien los asesinatos que se producen con anterioridad son cometidos por pequeños grupos de milicianos al margen de toda ley, la saca se debe a un objetivo meticulosamente diseñado por algunos miembros del Comité de Enlace del Frente Popular en connivencia con otros milicianos de La Roda y también de Quintanar de la Orden. A continuación explicaremos detalladamente cómo se desarrollaron los hechos para finalmente hacer una breve reflexión. La información ha sido extraída de varios expedientes de los Consejos de Guerra franquistas y de la Causa General (…)

 

Relación de las personas asesinadas en Quintanar
Relación de las personas asesinadas en Quintanar



miércoles, 27 de mayo de 2020

Más asesinatos: venganzas personales y políticas en la retaguardia

     Con el fracaso del levantamiento militar y el estallido de la guerra, se inician una serie de procesos que vamos analizando por separado pero que acontecen de manera simultánea. Me refiero básicamente a la búsqueda y detención de los sublevados, incluyendo sacas y paseos, a la constitución del Comité de Salud Pública y a la incautación y colectivización de fincas, negocios y fábricas. Estos procesos ya los hemos ido viendo, quedando pendiente en adelante el análisis de la persecución religiosa en La Roda, la saca de Quintanar o la creación de los Tribunales Populares en Albacete y su actuación en La Roda.

     Centrándonos en la parte referente a los primeros asesinatos, veíamos cómo durante los meses de julio y agosto se producen los episodios de mayor violencia en La Roda. Respecto a las primeras muertes, recordar que el mismo 25 de julio ya se produce la detención y asesinato de un desconocido, probablemente un Guardia civil huído, en el pinar de La Malena. A este crimen le seguirán el de los tres hermanos Cadenas Rodríguez de Vera: Pascual el 27 de julio, y Leopoldo y César el 7 de agosto.

    Tras el asesinato de Pascual Cadenas, que ya vimos, el 6 de agosto sus hermanos Leopoldo y César Cadenas eran sacados de la cárcel-escuela por unos milicianos forasteros previo acuerdo con algunos miembros del Comité. Parece ser que por orden de Jose Antonio Valero, ambos fueron entregados a un misterioso señor de perilla. En la zona del Portazgo los suben a un camión, asesinándolos en el km. 213 más 400 m. de la carretera de Ocaña a Alicante (a unos 4 km. dirección La Gineta). Al amanecer otros milicianos son enviados a recoger los cuerpos, que son subidos a un carro atados con cuerdas y llevados al Cementerio. Según varias declaraciones, incluida la del propio sepulturero, los cuerpos iban tapados para ocultar las mutilaciones que les habían practicado.

     A partir de ahora veremos cómo a algunos milicianos no les bastaba con dar el tiro de gracia. Al ir en grupo, casi todos participaban disparando a los detenidos, por morbo, curiosidad o placer; tal vez también para practicar con armas de fuego. En ocasiones, otros se ensañarán con la víctima, procediendo a realizar burlas grotescas. Por otra parte, en estos asesinatos se evidencia el cambio de táctica. Los presos han sido entregados a unas milicias forasteras previo acuerdo con un misterioso señor de perilla, para posteriormente ser asesinados en el extra-radio de la localidad, al margen de testigos y de las miradas de los vecinos.

     Estos hechos y otros que veremos revelan, aparte de una aplicación desmesurada de la violencia más primitiva, la conflictividad e injusticias subyacentes durante el periodo anterior a 1936. En general, según Manuel Ortiz Heras, la represión de la retaguardia republicana fue más intensa en el interior agrario, donde se persiguió el poder local y a sectores sociales vinculados con etapas represivas anteriores. Dicha represión obedecía a venganzas y ajustes de cuentas acumulados en la cámara oculta de la memoria colectiva e individual. También se trataba de una violencia selectiva y clasista, encontrándonos en muchas ocasiones con que varios miembros de la misma familia son asesinados, como es el caso de los tres hermanos Cadenas Rodríguez de Vera o los miembros de la familia Collado Ballesteros, como veremos a continuación

(…)

 

viernes, 1 de mayo de 2020

Revolución, incautación y colectivización (II)

     

    Aunque sería muy interesante, no tenemos documentos que informen sobre la organización colectiva de los campesinos a la hora de realizar las tareas agrícolas en La Roda. Esto significa que tenemos registros escritos y orales de quejas (eso siempre), pero no del buen funcionamiento de las colectividades y, lo que es más importante, del impacto que esta breve experiencia tuvo en la vida de los campesinos. Sin embargo, aunque no haya datos directos sobre la organización de estas comunidades, disponemos de algunos trabajos con los que realizar estudios comparativos. Aparte del análisis general que para la provincia de Albacete realizó José Deogracias Carrión, también existen otras investigaciones sobre colectividades en los municipios de provincias colindantes como Jaén o Ciudad Real4. Así, podemos establecer comparaciones, con las debidas precauciones, ya que probablemente no hubiera muchas diferencias organizativas entre estos municipios y el de La Roda.

   En primer lugar, hemos de tener en cuenta que la forma de organización de las comunidades campesinas estaba inspirada básicamente en una economía social autogestionada de corte anarquista. Esto daba un alto grado de independencia y libertad a los diferentes colectivos a la hora de organizarse. Lo que desconocemos es si en La Roda, aparte de la autogestión colectiva en las faenas del campo, también se aplicó el comunismo libertario, es decir, la asociación libre de personas en comunas, el modelo de vida puramente anarquista. La respuesta es que, aunque pudo haber intentos para organizar la vida en el campo en sentido libertario, probablemente no funcionase por varias razones: por su carácter utópico, por la falta de tiempo, porque la doctrina libertaria no había tenido ningún arraigo en La Mancha y, sobre todo, porque se trata de una nueva cosmovisión cuya parte económica estará fuertemente marcada por el devenir de la guerra. Además, conforme vaya ganando terreno el Partido Comunista, se dará prioridad a ganar la guerra, quedando la revolución en un segundo plano. Esta problemática dará lugar a la primera guerra civil republicana dentro de la Guerra Civil española.




     Contra todo pronóstico, la primera colectivización de la que tenemos noticias en La Roda se realiza por el PC en Santa Marta. En los primeros momentos, el PC se sumará tímidamente a este proceso revolucionario para poco después desmarcarse tras decidir que hay que postergar la revolución para poder ganar la guerra. Y aquí me detendré brevemente para aclarar esta cuestión. Hemos de recordar que el peso del PC en la España prebélica era insignificante. Su poder aumentará considerablemente porque la URSS fue el único país que decidió apoyar abiertamente a la República. Nos han desinformado y manipulado tanto con respecto al comunismo o al Partido Comunista, que mucha gente no puede entender el verdadero papel de la URSS en la España republicana y sobre todo, comprender una realidad muy diferente a la que nos han contado: que el PC luchó en contra de la revolución en España. ¿No fue al fin y al cabo, Rusia, el primer país donde había triunfado la revolución obrera y sus líderes revolucionarios acabado con la Rusia zarista?

     Los objetivos de la nueva URSS poco tenían ya que ver con el leninismo; mucho menos con la doctrina de Marx. Para el comunismo de corte estalinista, la revolución ya estaba hecha. Además, Stalin nunca vio con buenos ojos la expansión de la revolución obrera más allá de sus fronteras. Para garantizar la salvaguarda de las fronteras de la URSS, frente al expansionismo alemán e incluso italiano, Stalin priorizó la alianza con las democracias occidentales; esta táctica implicaba anteponer la seguridad de su territorio frente a la expansión de la revolución. La consecuencia de todo esto fue la persecución del comunismo trotskista (el POUM en España) o de las feroces purgas que se producen a finales de los años 30. En la URSS, la revolución ya había acabado; y España no iba a ser menos.

     La Unión Soviética necesitaba impedir la derrota de la República, pero también deseaba evitar una victoria rotunda de la izquierda revolucionaria española5. Así, primero durante los gobiernos de Largo Caballero, pero sobre todo durante los de Juan Negrín, el PC apoyará al régimen republicano, iniciando un proceso de concentración y centralización de poder, olvidándose de la revolución para ganar la guerra a toda costa. Aunque el PC apoye las incautaciones estatales, no verá con agrado la colectivización de fincas y negocios al margen del Estado y siempre apoyará al pequeño propietario. Por su parte, el movimiento obrero y campesino más radical se sentirá traicionado y acusará al PC, tras la involución estalinista, de ser el responsable más directo (y no el fascismo) de acabar con el sueño revolucionario y hasta incluso de la derrota miliar; pero estas conclusiones ya forman parte de otro capítulo.




     Continuando con el tema que nos ocupa, la disparidad en cuanto a los criterios de reorganización del régimen de propiedad de las tierras incautadas, por no hablar de la forma de explotación de las mismas, fueron una fuente permanente de conflictos y desórdenes. Esto es así debido al desconcierto de los primeros momentos y también porque cada grupo se organizó como buenamente pudo. Como muy bien apunta Malefakis:

el rápido hundimiento del sistema agrícola tradicional no significó su sustitución por un nuevo sistema económicamente viable. La colectivización masiva de tierras eran incapaz por sí misma de restaurar la estabilidad económica y social 6.

     Solamente conservamos un dato positivo que, como veremos, se refiere a un superávit  en la producción del molino de harina de Santa Marta en diciembre de 1936. Respecto a las quejas, representantes de partidos y sindicatos escriben constantemente al Comité (luego al Consejo Obrero), para que controle la marcha de las fincas y negocios incautados, sin aportar más datos. Por ejemplo, se solicita al Comité que se averigüe dónde se encuentran las llaves de las casas y bodegas incautadas. Por otro lado, Izquierda Republicana denuncia prácticas especuladoras pidiendo que se investigue si en el pueblo existen fábricas o intermediarios que compran cereales a precio más bajo de el tasado. Esto pone de relieve que el abastecimiento de productos de primera necesidad generó muchos problemas sobre todo a partir de 1937. El estraperlo y la economía sumergida serán una constante hasta el final de la guerra.

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martes, 21 de abril de 2020

Revolución, incautación y colectivización (I)


Pues resulta que mi etapa de confinamiento está siendo bastante productiva: aparte de haberme pasado a WordPress, estoy estudiando, leyendo y escribiendo como nunca antes. He decidido publicar dos entregas sobre Incautaciones y colectivizaciones porque algunas personas me lo habéis pedido. De todas formas, hay otros artículos muy interesantes sobre persecución religiosa, brigadas internacionales, tribunales populares, mujeres y milicianas, o sobre la saca de Quintanar, el Paracuellos rodense, que ya publicaré más adelante. Bueno, el de la saca anuncio que lo publicaré el 23 de agosto… Aparte de todo lo que tengo realizado, queda mucho por hacer. De hecho, en el marco de lo local, está todo por hacer. Hay muchísima información, y nada escrito. En ocasiones puede resultar un tanto tedioso porque hay muchos datos, pero lo hago lo mejor que puedo y creo que eso es lo importante. Que lo disfrutéis…

   

    El proceso de incautación y sobre todo, de colectivización de tierras de labor, si bien ha sido más que estudiado en diferentes puntos de la geografía española como Cataluña, Aragón, Andalucía o la zona de Levante, donde el anarco-sindicalismo de la CNT era fuerte, en muchos otros lugares, como Castilla-La Mancha, faltan todavía investigaciones que vengan a completar esta cuestión. El único trabajo destacable en la provincia de Albacete es el realizado por José Deogracias Carrión que lleva por título Colectividades agrarias de la provincia de Albacete durante la Guerra Civil. La deficiencia en las investigaciones se debe a que las teorías colectivizadoras del trabajo de la tierra, tuvieron poco impacto en tierras manchegas, aparte de no despertar grandes pasiones en los investigadores. En Castilla-La Mancha, con el predominio de la UGT, más allá de alguna revuelta aislada como la de Yeste o Bonete 1, la colectivización en el campo tendrá escasa implantación antes la guerra.

    La revolución que se produce en territorio republicano con el estallido de la guerra implicó no solo la movilización para combatir al enemigo sino también, un intenso y excesivamente complejo proceso de incautación de propiedades, junto a la posterior colectivización de muchos de los negocios agrícolas e industriales. Y nos preguntaremos, ¿cuál es o son las razones por las que se llega a este punto? Evidentemente las causas que nos remiten a este proceso debemos buscarlas en el problema agrario que los políticos de izquierdas intentan solucionar desde 1931, pero que ya venía gestándose tiempo atrás.

    En términos generales, como vimos en otros capítulos, el impacto de la reforma agraria en La Roda, fue positivo para los trabajadores del campo, aunque incompleto, ya que aquí no se llegó a expropiar ninguna finca antes de la guerra. En La Roda, como en muchos otros lugares del país, la tan ansiada reforma agraria se convertirá en una violenta revolución ya en plena guerra. Según E.Malefakis:

La frase aplicando la reforma agraria se convertirá en un terrible eufemismo para la matanza de los enemigos de clase. La reforma agraria como cuestión que podía resolverse por la vía legal y no por la violencia, había terminado 2.

   

(…)


1 Para más información consultar:  Requena Gallego, M., Yeste durante la II República: modernización política y conflictividad social, 1931-1936, IEA, Albacete, 2006; Carrión Iñiguez, J.D., Suceso de Bonete (marzo de 1936), Al-Basit, nº20, 1987 

2Malefakis, E., Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, Ariel Historia, 1980 (pág. 425)


 

viernes, 17 de abril de 2020

Represión franquista vs. represión republicana

      Con el fracaso del golpe de Estado asistimos a una explosión de violencia en territorio español que ya venía gestándose tiempo atrás. A la semana de haberse producido la sublevación, la provincia de Albacete, incluida La Roda, cae en manos republicanas hasta el final de la guerra. Este territorio se convierte de esta manera en zona de retaguardia permanente, sin frente. Será la razón fundamental que explique por qué la mayoría de muertes que se producen entre agosto y septiembre de 1936 son de personas de filiación política conservadora, de derechas, incluida la persecución a miembros del clero. En la retaguardia republicana es normal que no se produjeran muertes de civiles de izquierdas, a excepción de hechos puntuales como los bombardeos de la Legión Cóndor en Albacete (también en La Roda aunque sin víctimas). La ausencia de represión de derechas en la provincia durante la guerra marcará el imaginario colectivo, consolidado durante el Franquismo, y estigmatizando para siempre lo que ellos llamaron la furia roja, entre muchos otros calificativos.

      Basándome en el estudio de Manuel Ortiz Heras “Violencia política en la II República y primer Franquismo”, voy a analizar brevemente las diferencias entre dos tipos de violencias muy diferentes entre sí: la que se produce en los territorios republicanos y aquélla del territorio franquista o nacional. Ya hemos publicado en algún medio digital un breve análisis con su correspondiente listado conteniendo los nombres de los fusilados en La Roda y Albacete al acabar la guerra civil. Esto bajo ningún concepto tiene por objetivo cuantificar quiénes mataron más; quiénes menos. Se trata de completar aquella parte de la historia que quedó oculta, soterrada y manipulada por la propaganda de los ideólogos franquistas. Por desgracia, el privilegio de escribir la historia está reservado solo a los vencedores. Después de casi cuarenta años de Dictadura, se construyó magistralmente un relato para nada acorde con la realidad. Simplificando mucho, podríamos decir que el Régimen franquista y la Causa nacional acabaron encarnando ideales de justicia, libertad y democracia social, mientras que la República democrática vencida por las armas, representó todo lo contrario. Paradójico cuanto menos.

      No pretendo justificar por qué esto sucedió así, sino simplemente explicarlo brevemente y darlo a conocer, pues, como decía anteriormente, la historia la hacen los vencedores. Parece que casi nada ha cambiado a pesar del tiempo transcurrido. En primer lugar, es necesario saber diferenciar con claridad el Franquismo del Régimen republicano en términos de represión. Según Ortiz Heras, el primero utilizó la violencia de forma premeditada, echando mano de los recursos del Fascismo para llevar a cabo la función social de imponer un determinado modelo eliminando para ello los posibles obstáculos. La II República quiso controlar el monopolio de la violencia apenas recobrado el pulso a las instituciones después del vacío provocado en julio de 1936. Desde las instancias más altas del Estado, y también en el ámbito provincial de Albacete, se dieron expresas manifestaciones para evitar los asesinatos y la venganza, marginales con respecto al Estado y las instituciones republicanas. Se trató por todos los medios de poner fin a las manifestaciones espontáneas de violencia y represión por parte de determinados grupos a través de las sacas y los paseos. Los políticos en esta zona pronto intentaron restablecer el clima de vacío de poder provocado por los insurrectos con la creación de los Tribunales Populares, que ejercerán el monopolio de la violencia y la represión republicana a partir de finales de agosto de 1936. Toda esta explicación no son sólo ideas, está reflejada en los documentos que nos han llegado; es lo que vamos viendo en el trabajo de investigación histórica.

      En el otro lado, el propio carácter de la insurrección le imprime una naturaleza ofensiva y estructural, ya que será organizada desde la cúpula. Será metódica y fría. Continuará después de la guerra y perdurará hasta 1975. En este sentido, las órdenes del General Mola, El Director, fueron claras y contundentes: “El movimiento ha de ser simultáneo en todas las guarniciones comprometidas y desde luego, de una gran violencia. Las vacilaciones no conducen más que al fracaso” (Directrices para Marruecos). “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo” (Planes generales para el alzamiento en Andalucía. Instrucción reservada número uno).

      La represión franquista responde a crímenes contra la humanidad realizados durante la guerra y, lo que es peor, durante la postguerra una vez consolidado el Régimen. Con el fin de la guerra, no se buscó la paz, sino la derrota y la humillación total del enemigo; y así hasta el final de la Dictadura misma. El Franquismo se fundamentó en la victoria y en la aniquilación del adversario. Se creían los garantes de la unidad de España, mientras acusaban a la mitad de la población de anti-española, perpetuando la división entre vencedores y vencidos hasta la muerte de Franco.

       Actualmente hay un intenso debate entre los historiadores sobre si la represión franquista fue un genocidio planificado, incluso un holocausto a la manera nazi. Evidentemente se planificó y se llevó a cabo la liquidación física del adversario político de manera sistemática y premeditada. Nos dicen que debemos ser más precisos a la hora de aplicar términos como el de genocidio u holocausto ya que, desde el punto de vista del Derecho español, la represión franquista no se encuadra dentro de estos supuestos. Pero lo que está claro es que, más allá de los números (que importan, y mucho), la realidad de la represión del bando vencedor responde sin lugar a dudas a la idea de genocidio. Debemos ser conscientes de que las trabas jurídicas en España vienen del pacto de silencio; de aquella Ley de Amnistía de 1977. Ésta es una de las razones que explican que en España los genocidas del Estado franquista se fueran de rositas; también explica que los historiadores seamos criticados cuando hablamos de genocidio franquista. No se trata de teorías o hipótesis, sino de hechos registrados y contrastados en multitud de documentos, testimonios e investigaciones. A pesar del miedo, del terror y de la destrucción de archivos, por fortuna conservamos miles de vestigios que demuestran la realidad del genocidio español.