viernes, 1 de mayo de 2020

Revolución, incautación y colectivización (II)

     

    Aunque sería muy interesante, no tenemos documentos que informen sobre la organización colectiva de los campesinos a la hora de realizar las tareas agrícolas en La Roda. Esto significa que tenemos registros escritos y orales de quejas (eso siempre), pero no del buen funcionamiento de las colectividades y, lo que es más importante, del impacto que esta breve experiencia tuvo en la vida de los campesinos. Sin embargo, aunque no haya datos directos sobre la organización de estas comunidades, disponemos de algunos trabajos con los que realizar estudios comparativos. Aparte del análisis general que para la provincia de Albacete realizó José Deogracias Carrión, también existen otras investigaciones sobre colectividades en los municipios de provincias colindantes como Jaén o Ciudad Real4. Así, podemos establecer comparaciones, con las debidas precauciones, ya que probablemente no hubiera muchas diferencias organizativas entre estos municipios y el de La Roda.

   En primer lugar, hemos de tener en cuenta que la forma de organización de las comunidades campesinas estaba inspirada básicamente en una economía social autogestionada de corte anarquista. Esto daba un alto grado de independencia y libertad a los diferentes colectivos a la hora de organizarse. Lo que desconocemos es si en La Roda, aparte de la autogestión colectiva en las faenas del campo, también se aplicó el comunismo libertario, es decir, la asociación libre de personas en comunas, el modelo de vida puramente anarquista. La respuesta es que, aunque pudo haber intentos para organizar la vida en el campo en sentido libertario, probablemente no funcionase por varias razones: por su carácter utópico, por la falta de tiempo, porque la doctrina libertaria no había tenido ningún arraigo en La Mancha y, sobre todo, porque se trata de una nueva cosmovisión cuya parte económica estará fuertemente marcada por el devenir de la guerra. Además, conforme vaya ganando terreno el Partido Comunista, se dará prioridad a ganar la guerra, quedando la revolución en un segundo plano. Esta problemática dará lugar a la primera guerra civil republicana dentro de la Guerra Civil española.




     Contra todo pronóstico, la primera colectivización de la que tenemos noticias en La Roda se realiza por el PC en Santa Marta. En los primeros momentos, el PC se sumará tímidamente a este proceso revolucionario para poco después desmarcarse tras decidir que hay que postergar la revolución para poder ganar la guerra. Y aquí me detendré brevemente para aclarar esta cuestión. Hemos de recordar que el peso del PC en la España prebélica era insignificante. Su poder aumentará considerablemente porque la URSS fue el único país que decidió apoyar abiertamente a la República. Nos han desinformado y manipulado tanto con respecto al comunismo o al Partido Comunista, que mucha gente no puede entender el verdadero papel de la URSS en la España republicana y sobre todo, comprender una realidad muy diferente a la que nos han contado: que el PC luchó en contra de la revolución en España. ¿No fue al fin y al cabo, Rusia, el primer país donde había triunfado la revolución obrera y sus líderes revolucionarios acabado con la Rusia zarista?

     Los objetivos de la nueva URSS poco tenían ya que ver con el leninismo; mucho menos con la doctrina de Marx. Para el comunismo de corte estalinista, la revolución ya estaba hecha. Además, Stalin nunca vio con buenos ojos la expansión de la revolución obrera más allá de sus fronteras. Para garantizar la salvaguarda de las fronteras de la URSS, frente al expansionismo alemán e incluso italiano, Stalin priorizó la alianza con las democracias occidentales; esta táctica implicaba anteponer la seguridad de su territorio frente a la expansión de la revolución. La consecuencia de todo esto fue la persecución del comunismo trotskista (el POUM en España) o de las feroces purgas que se producen a finales de los años 30. En la URSS, la revolución ya había acabado; y España no iba a ser menos.

     La Unión Soviética necesitaba impedir la derrota de la República, pero también deseaba evitar una victoria rotunda de la izquierda revolucionaria española5. Así, primero durante los gobiernos de Largo Caballero, pero sobre todo durante los de Juan Negrín, el PC apoyará al régimen republicano, iniciando un proceso de concentración y centralización de poder, olvidándose de la revolución para ganar la guerra a toda costa. Aunque el PC apoye las incautaciones estatales, no verá con agrado la colectivización de fincas y negocios al margen del Estado y siempre apoyará al pequeño propietario. Por su parte, el movimiento obrero y campesino más radical se sentirá traicionado y acusará al PC, tras la involución estalinista, de ser el responsable más directo (y no el fascismo) de acabar con el sueño revolucionario y hasta incluso de la derrota miliar; pero estas conclusiones ya forman parte de otro capítulo.




     Continuando con el tema que nos ocupa, la disparidad en cuanto a los criterios de reorganización del régimen de propiedad de las tierras incautadas, por no hablar de la forma de explotación de las mismas, fueron una fuente permanente de conflictos y desórdenes. Esto es así debido al desconcierto de los primeros momentos y también porque cada grupo se organizó como buenamente pudo. Como muy bien apunta Malefakis:

el rápido hundimiento del sistema agrícola tradicional no significó su sustitución por un nuevo sistema económicamente viable. La colectivización masiva de tierras eran incapaz por sí misma de restaurar la estabilidad económica y social 6.

     Solamente conservamos un dato positivo que, como veremos, se refiere a un superávit  en la producción del molino de harina de Santa Marta en diciembre de 1936. Respecto a las quejas, representantes de partidos y sindicatos escriben constantemente al Comité (luego al Consejo Obrero), para que controle la marcha de las fincas y negocios incautados, sin aportar más datos. Por ejemplo, se solicita al Comité que se averigüe dónde se encuentran las llaves de las casas y bodegas incautadas. Por otro lado, Izquierda Republicana denuncia prácticas especuladoras pidiendo que se investigue si en el pueblo existen fábricas o intermediarios que compran cereales a precio más bajo de el tasado. Esto pone de relieve que el abastecimiento de productos de primera necesidad generó muchos problemas sobre todo a partir de 1937. El estraperlo y la economía sumergida serán una constante hasta el final de la guerra.

   (…)

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