domingo, 26 de enero de 2014

Cartel de la Segunda República Española

   
 

    A lo largo del siglo XIX, con la construcción de los nuevos Estados-nación, surge una simbología que intenta promocionar una determinada imagen de los nuevos Estados nacientes al calor de las revoluciones liberales. Son símbolos referentes  sobre todo a  la identidad nacional, que favorecen la cohesión social y el sentido de pertenencia, como la bandera, el escudo, el himno y otros elementos. Puesto que una de las primeras medidas de la Segunda República será la adopción de nuevos símbolos nacionales, a continuación veremos un cartel alegórico de la época.

 



     Se recuperaba el diseño del escudo de España aprobado en 1868 por el Gobierno provisional instaurado tras el derrocamiento de Isabel II.  Además, el gobierno de 1931 también se inspiraría en otros emblemas tradicionales de la proclamación de la Primera República, como por ejemplo, en su figura principal: una mujer joven, alada, tocada con un gorro frigio y vestida con una túnica roja que deja un pecho al descubierto. Su mano derecha se apoya en una lápida con una inscripción que dice «LEY. RF», mientras que su mano izquierda sostiene una balanza. Una mujer vestida con una túnica roja, al estilo de una matrona romana, era una imagen habitual para representar a España en las pinturas alegóricas del Renacimiento y del Barroco. El detalle del pecho descubierto se relaciona con la práctica de alimentar a sus pobladores, considerados como hijos de la patria. Las alas son un símbolo de la victoria tomado de la escultura clásica, al igual que las hojas de laurel que asoman por encima de su cabeza. La balanza es un símbolo tradicional de la Justicia que se le presupone a cualquier poder político. El gorro frigio, aunque de origen clásico, constituye un símbolo de la libertad, de la razón y del republicanismo que fue muy  difundido durante la Revolución Francesa. Otros símbolos que aparecen en esta alegoría de la Primera República es el gallo, símbolo de vigilancia, del despertar a una nueva era y de combatividad.

     Esta imagen de España como “La Niña Bonita” alcanzó tanto éxito que fue reeditada muchos años después como emblema de la Segunda República aprobado, junto a otras enseñas oficiales, por Decreto de 27 de abril de 1931. Aunque existen diversas variantes iconográficas de esta alegoría, en general el mensaje se sintetizó, aligerando su simbología e introduciendo pequeñas modificaciones como la bandera tricolor, sustituyendo la franja inferior roja por otra de color morado; o el león, que sustituyó al gallo para evitar el chiste de los monárquicos recalcitrantes que decían que la República “era más puta que las gallinas”; por cierto crítica fácil bien característica de una mentalidad machista y retrógrada propia del pensamiento más conservador. La túnica roja en este caso desaparece y en su lugar figura una única prenda, que es el camisón blanco que viste debajo. Paradójicamente, tanto el morado de la bandera como el león venían siendo símbolos asociados a la monarquía española desde antiguo. Para evitar la confusión, la propaganda republicana procuró dotarlos de un nuevo significado acorde con su ideario, interpretando el morado con el color utilizado por los Comuneros de Castilla y el león como símbolo de la fuerza del pueblo español, o de la Ley, ambos representados en las Cortes. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

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