Tras la Dictablanda de Berenguer, el 13 de febrero de 1931, se formó un gabinete de concentración presidido por el almirante Aznar, quien propuso celebrar elecciones municipales para el 12 abril. El control previo de los Ayuntamientos era básico para los dinásticos a la hora de triunfar en las elecciones a Cortes y consolidar con ello nuevamente la monarquía parlamentaria. Se nombraron gobernadores monárquicos para negociar las listas de acuerdo con los caciques y aunar fuerzas frente a los republicanos.
El 5 abril de 1931 se proclamaban los concejales de la Roda, donde se aplicó el famoso artículo 29 [1], vetando así la candidatura republicana. Este artículo establecía no celebrar elecciones allí donde el número de contendientes era igual al de puestos a cubrir, quedando estos designados automáticamente. Esta realidad, aparte de reflejar la incidencia del caciquismo, evidencia a su vez, por un lado, la debilidad organizativa de los partidos republicanos de izquierdas en La Roda y, por otro, el esfuerzo entre las diversas tendencias dinásticas para lograr un reparto de concejales sin pasar por las urnas.
La prensa escrita de La Roda, que por aquel entonces apoyaba la candidatura dinástica, poco interés prestó a la campaña electoral al salir los concejales proclamados automáticamente. En el Agricultor Manchego aparece una pequeña referencia en la sección de Variedades que dice así:
Proclamación de todos los concejales por el artículo 29, por lo que ha habido acuerdo en la distribución que corresponde a cada agrupación política [2].
(...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario